Pongo una mano sobre la otra,
construyo castillos de carne,
tersa carne de finas manos,
con finos dedos, rollizos dedos, huesudos dedos.
Construyo caminos de hambre
con pies de plomo,
oro, plata, bromo.
Construyo y después destruyo,
todo lo tuyo,
¿qué me das?
nada, promesas no más.
Manos vacías de voluntad un remiendo sin nada más.
Estructuras vacías, repetidas en espiral.
Un armazón de fina arena,
para que la masa pise al pasar.
Vida dime, ¿qué me das?,
todo un campo de batalla a llenar,
vacío, sin nadie a quien matar.